viernes, 2 de marzo de 2012

El Mobile World Congress nos hace más sostenibles


Aunque el motivo para comprar la Brompton fué la necesidad de llevarla en transporte público, una vez que me convertí en usuario convencido (y eliminadas las dudas de si esto de ir en bicicleta se convertiría en un hábito y no quedaba en un capricho pasajero) en varias ocasiones he tenido la tentación de abandonar completamente los viajes en metro y hacer todos mis desplazamientos en bicicleta. O, al menos, probarlo.

Hasta esta semana no me había atrevido. Pero el lunes ocurrió algo inesperado: al ir a subir al metro en la Línea 3 me encontré con que el tren iba abarrotado y era prácticamente imposible subir a él. Mucho menos llevando además un bulto como la Brompton. La culpa la tenía el Mobile World Congress. O, más bien, los asistentes al mismo. Una avalancha de usuarios que, al menos en hora punta, han saturado las líneas de metro que llegan al recinto del congreso muy por encima de sus niveles de ocupación habituales.
Visto el panorama, y que esperar a que llegara otro tren no iba a mejorar gran cosa mis perspectivas de viajar en metro con un mínimo de dignidad, decidí salir a la calle y terminar el trayecto en bici. Unos 6Kms entre Paral·lel y Zona Universitària. En este caso, además, todo el trayecto era en ligera subida.
Para mi sorpresa, el resultado fué fantástico. Tardé lo mismo que si hubiera hecho todo el trayecto en metro, la subida no se me hizo en ningún caso pesada y no llegué al trabajo sudando, que era el mayor de mis temores.

Así pues, decidí que este método lo usaría durante el resto de la semana para evitar las aglomeraciones del metro. Pero, la experiencia ha sido tan buena que, una vez finalizado el MWC, he decidido seguir con él. De hecho, ya no veo tan lejana la posibilidad de hacer completamente en bicicleta el trayecto de ida y, por tanto, limitar el uso del metro a ocasiones excepcionales. Es más, creo que lo probaré en breve.

Lo bueno de esto es que se da la paradoja de que, en cierto modo, sin la necesidad de mezclarla con el transporte público, la Brompton pierde una parte importante de la justificación para su compra (me hubiera servido mi vieja MTB). Sin embargo, sé positivamente que no es así. Primero, porque sin la Brompton (sin una bici plegable) no me hubiera atrevido a convertirme en ciclista urbano. Y, segundo, porque con el paso de los meses la Brompton se ha mostrado como una bicicleta extremadamente versátil. Un vehículo urbano poco menos que imbatible. Puedes llevarla a (casi) cualquier sitio sin temor a que te la roben, te permite flexibilizar tus recorridos y combinar otros transportes en caso necesario, la postura de conducción es infinitamente más cómoda que en una MTB, y el sistema de carga está casi mejor pensado que el mecanismo de plegado. Por todo ello, no me veo cambiando la Brompton por ninguna otra bicicleta aunque el plegado deje de ser el argumento de más peso para su elección.




1 comentario:

  1. Sí, home! Ànims, que anar en bici a tot arreu és més fàcil del que sembla... En algun moment puntual de l'estiu la suor pot ser un problema, però la resta de l'any es va molt bé.

    Felicitats pel bloc, l'acabo de descobrir i m'agrada molt :)

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