lunes, 19 de marzo de 2012

De Peatones y ciclistas

Esta semana pasada, de vuelta a casa, he sido partícipe de dos experiencias bien peculiares entre peatones y ciclistas:

En la primera, un ciclista que circulaba unos metros por delante de mí, se saltó un semáforo en rojo en el cruce de Dr Ferran con la Diagonal, justo antes de la parada de metro de María Cristina. Por el semáforo no pasaba ningún coche, y es muy habitual que, ni peatones, ni ciclistas, esperen a que este se ponga verde, ya que el ciclo de espera es bastante largo y, debido a las peculiaridades de ese cruce, gran parte del tiempo en rojo apenas pasan vehículos. Hasta aquí, nada inusual. La anécdota se produjo cuando, al cruzar el ciclista la calle, un señor de unos 60 años con un aire de lo más respetable se puso a increpar al ciclista al grito de "T'has saltat el semàfor en vermell!" (debo reconocer que yo pensé en saltármelo, pero justo al llegar se puso en verde) acompañado de unos aspavientos bastante acusadores.  Lo bueno del caso es que el hombre ni siquiera estaba esperando en el semáforo. Simplemente iba caminando por la calle y vió venir al ciclista que, por supuesto, ni le molestó, ni le obstaculizó. Pero parece que la actitud incívica del ciclista le sacó de sus casillas y no pudo evitar ponerse a dar gritos para aleccionar al infractor. No disculpo al ciclista. Se ha saltado el semáforo y estaba en rojo, aunque fuera un semáforo de peatones. Pero me gustaría saber cuántas veces ese señor ha gritado a un peatón que se saltaba un semáforo.

En la segunda,  el viernes por la tarde, al parar en el semáforo que hay en Glòries al inicio del tramo de la Diagonal que va hacia el Fòrum (otro semáforo peatonal que respeta bien poca gente, vayan a pié o en bici) y mientras un buen grupo de peatones se saltaba impunemente el semáforo una vez estaba claro que no se aproximaban ni coches, ni tranvías, una voz a mi lado me comentó: "Esas personas lo están haciendo muy mal. No hay que cruzar en rojo. Puede pasar un tranvía y matarte." Me giré sorprendido y, junto a mí, vi a un niño de no más de 7 u 8 años con su bicicleta parado disciplinadamente en el semáforo (éramos los 2 únicos que permanecíamos esperando a que el semáforo pasara al verde) y que me miraba muy serio mientras repetía de nuevo sus palabras. Sin gritos, sin aspavientos. Solo conversaba conmigo. No reprochaba a nadie su actitud. Simplemente, me explicaba, en un tono de lo más didáctico, lo que estaban haciendo mal y cuales podían ser las consecuencias. Le di la razón, sonriente. Esperamos a la luz verde, y seguimos cada uno nuestro camino. Él se paró en el siguiente semáforo y yo, mientras tanto, pensaba divertido en el señor de María Cristina.


lunes, 12 de marzo de 2012

Los ciclistas de París podrán saltarse algunos semáforos


El otro día encontré esta noticia referente a una iniciativa del ayuntamiento de París: A Paris, les vélos grillent le feu pour "tourner à droite"

Básicamente, lo que comenta es que el ayuntamiento de París lanza un proyecto piloto para habilitar una serie de cruces en los que los ciclistas podrán "saltarse" el semáforo en rojo para girar a la derecha. Por ahora, el sistema se pondrá en 15 cruces en los que se utilizará una señalización nueva para indicar que en ese lugar las bicicletas pueden girar a la derecha en rojo.
En realidad, el sistema no es nuevo. Por lo que parece, en algunas otras ciudades francesas (Estrasburgo o Nantes) ya se está probando este sistema sin problemas aparentes. Y, al fin y al cabo, en Estados Unidos el "giro a la derecha en rojo" es habitual en la mayor parte de semáforos. Y no está pensado para las bicicletas, sino para todos los vehículos.

Lo que realmente me llama la atención es el diferente enfoque del problema de la integración de las bicicletas en la ciudad que tienen en el resto de europa respecto de nuestro país. Hasta la fecha, cualquier medida que pueda favorecer la circulación de las bicicletas encaminada a evitar accidentes y facilitar la circulación de todos ha sido completamente obviada. Al menos, en la ciudad de Barcelona. Permitir a los ciclistas parar unos metros más adelante en los semáforos del Eixample, este mismo método del giro en rojo u otras medidas similares no parece que se tomen demasiado en serio en esta ciudad. Ni siquiera a modo de prueba como iniciativa piloto.

Espero que la iniciativa de París tenga éxito y se consolide como una medida definitiva en las ciudades francesas. Y a ver si, de rebote, consigue que aquí se empiece a ver las cosas de otra forma...



viernes, 2 de marzo de 2012

El Mobile World Congress nos hace más sostenibles


Aunque el motivo para comprar la Brompton fué la necesidad de llevarla en transporte público, una vez que me convertí en usuario convencido (y eliminadas las dudas de si esto de ir en bicicleta se convertiría en un hábito y no quedaba en un capricho pasajero) en varias ocasiones he tenido la tentación de abandonar completamente los viajes en metro y hacer todos mis desplazamientos en bicicleta. O, al menos, probarlo.

Hasta esta semana no me había atrevido. Pero el lunes ocurrió algo inesperado: al ir a subir al metro en la Línea 3 me encontré con que el tren iba abarrotado y era prácticamente imposible subir a él. Mucho menos llevando además un bulto como la Brompton. La culpa la tenía el Mobile World Congress. O, más bien, los asistentes al mismo. Una avalancha de usuarios que, al menos en hora punta, han saturado las líneas de metro que llegan al recinto del congreso muy por encima de sus niveles de ocupación habituales.
Visto el panorama, y que esperar a que llegara otro tren no iba a mejorar gran cosa mis perspectivas de viajar en metro con un mínimo de dignidad, decidí salir a la calle y terminar el trayecto en bici. Unos 6Kms entre Paral·lel y Zona Universitària. En este caso, además, todo el trayecto era en ligera subida.
Para mi sorpresa, el resultado fué fantástico. Tardé lo mismo que si hubiera hecho todo el trayecto en metro, la subida no se me hizo en ningún caso pesada y no llegué al trabajo sudando, que era el mayor de mis temores.

Así pues, decidí que este método lo usaría durante el resto de la semana para evitar las aglomeraciones del metro. Pero, la experiencia ha sido tan buena que, una vez finalizado el MWC, he decidido seguir con él. De hecho, ya no veo tan lejana la posibilidad de hacer completamente en bicicleta el trayecto de ida y, por tanto, limitar el uso del metro a ocasiones excepcionales. Es más, creo que lo probaré en breve.

Lo bueno de esto es que se da la paradoja de que, en cierto modo, sin la necesidad de mezclarla con el transporte público, la Brompton pierde una parte importante de la justificación para su compra (me hubiera servido mi vieja MTB). Sin embargo, sé positivamente que no es así. Primero, porque sin la Brompton (sin una bici plegable) no me hubiera atrevido a convertirme en ciclista urbano. Y, segundo, porque con el paso de los meses la Brompton se ha mostrado como una bicicleta extremadamente versátil. Un vehículo urbano poco menos que imbatible. Puedes llevarla a (casi) cualquier sitio sin temor a que te la roben, te permite flexibilizar tus recorridos y combinar otros transportes en caso necesario, la postura de conducción es infinitamente más cómoda que en una MTB, y el sistema de carga está casi mejor pensado que el mecanismo de plegado. Por todo ello, no me veo cambiando la Brompton por ninguna otra bicicleta aunque el plegado deje de ser el argumento de más peso para su elección.