Los Reyes de Oriente me trajeron un flamante sillín Brooks B17 Special. En fabricación desde 1898, se trata de un objeto de culto idolatrado por miles de entusiastas fans de todo el mundo.
El sillín Brooks es una de las opciones "de equipamiento" disponibles al comprar una Brompton. La verdad es que, cuando compré la mía, no acabé de tomármelo muy en serio. Sí que era bonito; pero pesa más que un sillín convencional, es bastante más caro, necesita cierto mantenimiento para mantenerlo en perfecto estado y, lo más raro, requiere de un período de adaptación entre ciclista y sillín que puede ir de 0 a miles de kilómetros según la experiencia de cada cual. Así pues, decidí pasar y compré la bici con el sillín estándar.
Sin embargo, los fans de estos sillines hablan maravillas de ellos. Que si son los más cómodos que existen, que si se adaptan a tu anatomía, que si duran toda una vida... Por supuesto, también tienen sus detractores: tipos pragmáticos donde los haya que argumentan que se trata de una antigualla, que no son tan cómodos, que no duran tanto, que un sillín moderno no necesita adaptación... En fin, opiniones para todo.
En lo que sí está todo el mundo de acuerdo es en que Brooks ha conseguido una imagen de marca muy atractiva basada en una mezcla de calidad y estética vintage (en este caso mucho más que estética, casi respeto reverencial por la tradición) tan de moda hoy en día. Aunque seguramente nacieron con un espíritu mucho más práctico, hoy en día llevar un Brooks supone, sobretodo, incorporar un toque de glamour en la bicicleta.
¿Y son para tanto? Después de algunos centenares de kilómetros de uso del B17 en mi Brompton, creo que es el momento de ofrecer una opinión basada ya en la experiencia.
Lo primero, la estética. Es simplemente insuperable. Cuando abres la caja y ves la pieza, tienes claro que te encuentras frente a un producto diferente. No tienes ni idea de si será cómodo o no. Pero visualmente impresiona y transmite una sensación de calidad indudable.
Una vez instalado, la Brompton parece otra bici. El sillín original (el actual) no es que sea feo, pero el cambio que supone es impresionante. Solo por eso ya vale la pena instalarlo (dejando de lado el precio, claro). Una Brompton con un Brooks es más bici.
¿Y la comodidad? Al sacarlo de la caja, después de la estética, lo que llama la atención es la dureza (rigidez, en realidad) del sillín. Más que piel, ¡parece madera! No hay acolchado de ningún tipo y no parece que exista la posibilidad de que algo así pueda llegar a ser demasiado cómodo. Cuando te sientas por primera vez, la sensación es extraña. Al ser tan duro, el sillín poco menos que desliza. Sin embargo, al cabo de media hora de uso, la piel ya ha cedido un poco (Quizá en esto tenga que ver el "tratamiento inicial al que lo sometí", que creo valdrá la pena explicar en detalle otro día). Así y todo, los primeros días las sensaciones todavía son algo raras y aún se nota cierta diferencia con un sillín convencional. Pero después de 3 semanas se aprecia con claridad que el sillín ya ha adaptado su forma (aunque dudo que el proceso haya finalizado) y me siento en él con comodidad. Mi recorrido normal dura 1 hora y, aunque el sillín continua siendo bastante duro, ya tengo claro que voy más cómodo en él que en el sillín de serie.
Respecto al peso, que era uno de los "peros" que yo le veía, la realidad es que los 200 grs adicionales que supone respecto del otro sillín no se notan en el día a día. No se aprecian ni cuando tienes que cargar con la bici plegada (que es cuando importan) ni, por supuesto, cuando circulas con ella.
El otro efecto perceptible es que aparentemente se suda menos. Digo aparentemente porque esto es algo en lo que influye el clima y parece que ahora ha empezado el frío. Ya veremos lo que ocurre cuando llegue el calor.
Así pues, ¿vale la pena gastar lo que cuesta (sobre los 100€)?
Si eres un/a fashion victim del ciclismo urbano, sin duda necesitas uno. :-) Si es solo por la comodidad, creo que el sillín de serie cumple sobradamente.
Sí, este es mejor. Gran calidad, estética atractiva y, al menos en mi caso, puedo afirmar que es más cómodo y afortunadamente no he tenido que esperar 2.000 kilómetros para ver si me adaptaba a él. Pero también reconozco que hubiera podido perfectamente continuar con el sillín estándar durante muchos años sin problema alguno. Así que, si tienes alguna otra idea en que gastarte el dinero, no vas a perder demasiado. Eso, sí. Si decides comprarlo, dudo que te arrepientas.
Muy bueno el artículo Marcos! Yo tuve la misma impresión al principio... más que piel, parece madera!
ResponderEliminarYo tengo el de serie. El problema e que los pantalones acaban desgastándose por el roce con el asiento. ¿El sillín bromos desgasta también los pantalones?
ResponderEliminarLa entrada del blog es muy realista.
Pues yo no he notado ningún desgaste y ya llevo unos 1.500kms con él. Lo que sí es posible (aunque a mí no me ha ocurrido) es que llegues a engancharte la ropa con los remaches del sillín si, al ir deformándose la piel, se separan un poco de esta. Pero basta con dar unos toques con un martillo de nylon (la propia Brooks lo recomienda) para chafarlos bien y alejar el peligro.
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