Esta mañana, parado en un semáforo en el carril bici de la Diagonal, no he podido dejar de fijarme en la bici que tenía a mi lado. ¿El motivo? Pues ni más, ni menos, que un pequeño artilugio que llevaba en la rueda trasera y que puede observarse en la foto: un trozo de cuerda atado al buje que, con el girar de la rueda lo va limpiando de forma constante manteniéndolo prácticamente impoluto.
Hacía la tira de años que no veía una bici con una cuerda de estas (y, por lo que se ve en la imagen, es perfectamente fiel al original, ya que la cuerda es una una mecha de mechero, de esas que usábamos de pequeños para encender los petardos) y no he podido evitar la tentación de hacer una foto disimuladamente.
Siempre me pregunté cual era el sentido concreto de ese invento. El buje va bastante limpio, sí. Pero en una semana la cuerda estaba que daba asco verla y el contraste con el resto de la bici (que, como en este caso, no solía estar ni por asomo tan limpia como el buje) solía ser más que llamativo. En cualquier caso, pensaba que había quedado desterrado para siempre de las costumbres ciclistas, pero veo que todavía hay quien permanece fiel al invento.
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